Para quienes me siguen habitualmente en mis redes sociales, sobre todo en IG, quizá se pudieron percatar de que los últimos días no les compartí casi nada, no les hablé, no me vieron como en otros momentos.
La razón es sencilla y hasta obvia, creo yo. Desde hace mucho ustedes saben que pocas veces comparto mis malos ratos, prefiero esperar a que pasen y después les cuento, tal cual lo hago ahora.
Esta semana fue muy difícil para mí. Ayer precisamente cumplí los dos meses de encierro, cuarentena, aislamiento o como quieran llamarle. Los últimos días me estuve sintiendo muy mal, sentí mucha tristeza y ansiedad; el problema, es que ambas cosas me hacen sentir presión. Trataré de explicarles esperando ser lo suficientemente clara.
Desde que tuve mis problemas emocionales, vivi la depresión y descubrí mis crisis de ansiedad, me da miedo sentirme triste, me da miedo que un bajón me lleve de vuelta a eso que tanto me costó afrontar y, entonces, me creo cierta presión para no caer ahí, sin darme cuenta que lo único que estoy generando es una ansiedad peor aún; peor porque estoy tratando solo de reprimir, no de soltar.
** También, súmenle que desde aquellos momentos de inestabilidad emocional, muchas veces siento que podría ser una carga para otros hablarles de cómo -una vez más- me siento mal.
Por supuesto que no es la primera vez que me siento así, pero con todo este asunto de la sana distancia, me impide llamarle a alguien para vernos, agarrar mi coche e irme a cualquier lugar, meterme a un café, etc., esas para mí siempre fueron mis alternativas y mis momentos para despejar la mente. Yo sí disfruto el contacto con las personas.
Hoy, se vuelve más complicado.
No, tampoco me voy a tirar al drama, por supuesto que hago llamadas por teléfono y videollamadas, claro que mi vida laboral de lunes a viernes sigue igual, claro que la compañía de mis perros es una fortuna. Todo eso sí, me sirve y mucho. Pero no significa que la situación y el estar sola no me afecte.
Los días pasados estuve llorando por todo y por nada, sentí mucha melancolía, sentí que no importaba a donde volteara, todo estaba limitado. Sentí la necesidad de un abrazo, de que me hicieran piojito, de tener contacto visual en persona, de oler a alguien más, de sentir las manos de otros, de ver una película y escuchar que alguien más ríe a mi lado, de ver una serie y comentar lo que está sucediendo. Tuve la necesidad de todo.
Afortunadamente esto no es diario, los días buenos en estos dos meses han sido más que los malos, he tratado de buscar alternativas. Me compré un trampolín para hacer ejercicio, compré un curso de acuarela, escucho más música que antes, mantengo mi rutina tan normal como es posible. Evito dormir tarde o dormir de más, mantener mis horas de sueño es algo primordial, pues cuando no duermo bien, la cosa se puede poner peor.
A lo que quiero llegar, porque siento que no estoy diciendo nada, es que todos lo estamos padeciendo de una u otra forma. ¿Qué hay gente que la está pasando peor? Eso seguro. ¿Qué hay gente que la esta pasando mejor? También eso es seguro.
Pero eso no importa, no voy a pensar en quiénes estén peor para yo sentir consuelo; tampoco pensaré en quienes la pasan mejor para victimizarme. No eso no lo haré.
Me ha molestado un poco eso que muchos dicen durante este tiempo «Tienes que aprender a estar solo», «¿Ahora ven la importancia de saber estar solo?», ¡sí, claro! Eso siempre lo hemos sabido, no era necesaria una pandemia para ello; pero no mamen, no hagan pensar que por aprender a estar solo vas a vivir feliz estando sin nadie y que, además, casi que si aprendes a estarlo no volverás a sufrirlo. ¡Eso jamás!
¿Que si sé estar sola? Sí, claro que lo sé y lo disfruto incluso, llevo años haciendo muchas cosas sola. Pero amo con locura la compañía, amo convivir, quiero ver a mis amigas y amigos, quiero ver mi familia, quiero salir al cine, quiero ir a cenar, quiero pasear con mis perros en otro lugar que no sea el estacionamiento del lugar donde vivo… básicamente, quiero que esto termine (y pues sí, tal parece que apenas empieza).
Perdón si sienten que sólo vine a desahogarme, pero sí, así fue así, jeje… aunque no lo crean, a veces se me olvida que escribir es catártico para mí.
En fin. Espero que también ustedes la estén pasando mayormente bien. Ya falta menos… Las quiero.
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